8 Consejos para Facilitar Buenas Conversaciones

¿Cómo se puede guiar una buena conversación en grupo? Usa estas siete ideas como punto de partida para guiar conversaciones que marquen la diferencia.

Al facilitar un ICONOgrupo, una de las expectativas es ayudar a las personas de tu grupo a participar en conversaciones significativas que impactan su crecimiento personal y espiritual. Pero, ¿cómo se puede guiar una buena conversación en grupo? Usa estas ocho ideas como punto de partida para guiar conversaciones que marquen la diferencia

1. Prepárate con antelación.

La preparación es una de las claves para guiar bien una conversación. Es cierto que a veces no se puede porque no hay tiempo. Pero en la medida de lo posible, prepárate para las conversaciones de grupo. Se pueden hacer cosas que no requieren demasiado. Aquí van un par de sugerencias concretas: Uno, ora por la conversación en tu ICONOgrupo esa semana. La oración te prepara a ti, e invita la guía del Espíritu Santo. Dos, Familiarízate con la guía y con el mensaje del Domingo. Leer la guía con antelación y pensar por dónde pueden ir las cosas te puede ayudar mucho.

2. La magia de las preguntas

La tendencia más extendida en las conversaciones es esta: una persona hace un comentario («me gustan los helados de fresa») y a continuación alguien sigue con “pues a mi me gustan los de…” o algo parecido. No hay problema con eso necesariamente. Pero esto suele convertirse en una competición porque cada uno quiere traer la conversación hacia si mismo. Una buena forma de facilitar la conversación  construyendo sobre lo que alguien ya ha dicho, por ejemplo haciendo preguntas. Esta es la situación: alguien dice «me gusta el helado de fresa», y tu respuesta es «¿hay otros sabores que te gusten?». Eso crea una buena conversación. Algunos tipos de preguntas: 1) Preguntas abiertas: evita las preguntas que solo lleven a una respuesta de “si” o “no”; haz preguntas que inviten el comentario. 2) Preguntas que mueven la pelota: “¿alguien más lo ha visto así?”, “¿alguien más comparte esa experiencia?”.

3. Refuerza la participación

La gente repite lo que se refuerza.

Si yo hago algo inapropiado en el parque y todos mis amigos se ríen, lo más probable es que vuelva a hacerlo, por el efecto del refuerzo social. 

A veces la gente en el grupo no participa porque no se ha creado una cultura de la conversación abierta. Una buena forma de validar y fortalecer la conversación es reforzar la participación que alguien ha tenido. Cuando alguien comenta algo, usa expresiones como: “Gracias por compartir eso”, “mira, muy interesante lo que has dicho”, “Me encanta lo que acabas de decir porque…”

4. Establece reglas de base

Toda buena conversación de grupo tiene unas reglas de base, cosas que no se pueden hacer, aunque a veces no se hacen explícitas. Estas reglas de base marcan las expectativas sociales del grupo. Algunas reglas de base que puedes mencionar son: 1) respetamos todas las opiniones, y con respeto se puede estar en desacuerdo. 2) no interrumpimos cuando alguien está hablando – solo el facilitador puede hacer eso en casos extremos –, 3) todos pueden participar. 4) “párrafo corto”, una expresión que significa que nuestra participación no va a acaparar tiempo en exceso, 4) etc.

5. Modela la escucha activa

La escucha activa es escuchar con intención, con atención, con ganas. Si cuando alguien habla, estás mirando el móvil o prestando atención a algo en la pared, es posible que los demás terminen haciéndolo también.

6. Facilitar, no dominar

Por tu posición como facilitador/a, es posible que sientas la presión de dominar la conversación, o incluso que los demás esperen que lo hagas. Es importante que lo evites, para crear una cultura de conversación en el grupo, no de lección. La gente no suele participar mucho en un ambiente en el que alguien se presenta para dar una lección.

Un ejemplo. Hace unos años, cuando empezaban los ICONOgrupos, invitamos a un pastor que pasaba por Madrid a venir a nuestros ICONOgrupo. La conversación iba bien, era fluida. En un momento, el pastor participó con confianza (queríamos que se sintiese bienvenido), pero por hábito, habló como si estuviese aleccionando. ¿Qué pasó justo después? la conversación se murió, porque la gente empezó a sentir que ese no era un lugar de participar, sino un lugar de escuchar.

Prepárate y enseña algo si es necesario, pero tu función principal es mover la conversación alrededor del mensaje del Domingo. En un buen grupo, el facilitador no es necesariamente la persona que más habla.

7. Aplaza la conversación

A veces salen temas de conversación que pueden ser demasiado privados, demasiado alejados del tema central, o intimidantes par el grupo. En esos casos, como facilitador/a debes reconocer lo que se ha dicho, pero al mismo tiempo tienes la autoridad para “aplazar” la conversación: quizá a otro momento, quizá con otra persona, quizá en privado, etc…

8. Enraíza la conversación en la Biblia

Una buena forma de nutrir la conversación es darle raíces. A veces las conversaciones se vuelven demasiado “abstractas” o “etéreas”. Es bueno enraizar regularmente la conversación en la Biblia. Puedes introducir cosas como “eso que acabas de decir me recuerda a lo que dijo Jesús en…”, o “interesante, la Biblia misma dice algo como eso, vamos a leerlo en…”. Nuestro propio hábito de leer la Biblia personalmente nos dará referencias para las conversaciones. Podemos mencionar pensadores, científicos, etc., pero a fin de cuentas la raíz e la conversación está en las Escrituras.

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