Grupos: Un Espacio Para Meditar

En los ICONOgrupos no solo compartimos y oramos: también aprendemos a meditar. Rumiar la Palabra y a dejarnos guiar por Dios.

En los grupos pequeños buscamos crecer en comunidad y en nuestra relación con Dios. Normalmente dedicamos tiempo a compartir cómo ha sido nuestra semana, conversamos sobre el mensaje del domingo a través de preguntas de aplicación, y oramos juntos. Todo esto es valioso. Pero hay una disciplina espiritual que a menudo pasamos por alto y que puede enriquecer profundamente la dinámica de los grupos: la meditación cristiana.

Qué es la Meditación Cristiana

Cuando escuchamos la palabra meditación, quizá pensamos en prácticas orientales o en técnicas de relajación. Sin embargo, la meditación cristiana es diferente.

La meditación cristiana es principalmente la forma en la que integramos el mensaje de la fe en nuestra psique, para que forme parte de nuestra vida. El punto de este ejercicio no es vaciar la mente, sino llenarla de Palabra de Dios, y que se vuelva algo natural en nuestra vida diaria. 

El salmista lo describe así: “En mi lecho me acuerdo de ti; pienso en ti toda la noche” (Salmo 63:6). La meditación es un recordar consciente, un detenerse para saborear la verdad de Dios.

Cómo practicamos la meditación

1.

En la historia del cristianismo existen diferentes formas, tradiciones y métodos para meditar. Pero en esencia, la forma más básica de meditación es esta: la repetición mental. 

El Salmo 1 dice: «Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche«.

La palabra hebrea que se traduce como meditar en este Salmo es «Hagah» (הָגָה). Esta palabra significa principalmente rumiar, másticar algo una y otra vez hasta que sacas sus nutrientes. La idea es la de repetir algo suavemente, casi en voz baja, como cuando alguien recita un pasaje una y otra vez para grabarlo en su corazón. La meditación no es solo pensar en silencio, sino rumiar la Palabra, dejar que se convierta en parte de uno.

La meditación es practicar la atención sostenida sobre una verdad («Dios es santo») o en un texto bíblico («os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados», Efesios 4.1).

A medida que repetimos sin distracciones (ojos cerrados, silencio, posición cómoda), y rumiamos las verdades, empezamos a ver cómo conectan con nuestra propia vida interna (por ejemplo: «¿Estoy viviendo así»).

Lo que rumias se vuelve parte de ti. 

2. 

Otra forma básica de meditación es la imaginación. En la tradición Jesuita, es lo que se llama «La oración de los sentidos». En este método,imaginamos lo más vívidamente que podamos un texto bíblico o una situación espiritual. Usamos los cinco sentidos: ¿qué vemos? ¿qué oímos? ¿que olemos? Al meditar así, nos vamos preguntando «¿Cómo me siento?» y «¿Qué estoy experimentando en este momento?», «¿Cuál es mi reacción?».  

Por qué apartar 10 minutos para meditar.

  1. Meditación formal e informal: Los cristianos en la tradición Puritana hablaban de dos tripos de meditación: una informal, que hacemos mientras limpiamos el suelo, conducimos el coche, o hacemos ejercicio; otra formal, que hacemos de manera dedicada sin hacer nada más. Apartar un tiempo de meditación formal en el grupo con otras personas, nos capacita para practicar la meditación informal. 
  2. Ilumina nuestro mundo interior: normalmente nuestro mundo interior pasa desapercibido, ocurre de manera automática. ¿Cuáles son mis luchas internas reales? ¿Qué miedos están afectando mi vida? La meditación nos ayuda con lo que la psicología llama «autoregulación meta-cognitiva». 
  3. Integra la verdad Biblica en nuestra vida: ¿Alguna vez te has preguntado por qué te cuesta tanto vivir la verdad que sabes? La respuesta a esa pregunta es posiblemente la falta de meditación. 

Cómo practicamos la meditación en grupo

  1. La meditación va al final, después de la conversación sobre las verdades enseñadas en el mensaje del Domingo. 
  2. Explica brevemente algo sobre la meditación: no tienes que explicarlo todo. Pero vamos explicando cosas que nos enseñan sobre la meditación semana tras semana. 
  3. Invita a cerrar los ojos y guardar silencio. Dedica 5-10 minutos meditando. Guía al grupo a escoger una parte de la conversación (una frase, un texto) que sea el centro de su meditación. 
  4. Termina con una oración. 

La meditación en el ICONOgrupo

Como líderes, no solo facilitamos conversación; también modelamos cómo caminar en las disciplinas espirituales. Incluir la meditación en los ICONOgrupos ayudará a que las personas desarrollen un hábito que pueden llevar a su vida personal con Dios.

No tengas miedo de intentarlo. La primera vez puede sentirse raro, pero con el tiempo tu grupo aprenderá a disfrutar el silencio como un regalo. Allí, sin palabras, la presencia de Dios se hace real.

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Equipo ICONOdigital

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