Haz de la oración el epicentro de la vida de tu ICONOgrupo.
La oración no debería ser el último recurso… ¡sino el primero!
¿Por qué esperamos a que todo se descontrole para empezar a orar? Muchas veces no hablamos con Dios hasta que estamos al límite, en mitad de una crisis o sintiéndonos totalmente superados. Y cuando lo hacemos, suele ser más para pedir ayuda que para agradecer lo bueno que ya ha pasado.
Pero la oración tiene un poder brutal, y aún más cuando la compartimos con otras personas.
¿Por qué es tan potente orar en grupo?
- Porque invitas a Dios al momento.
En la Biblia, en el evangelio de Mateo se dice claramente: cuando dos o más personas se reúnen en el nombre de Jesús, Él está presente (Mateo 18:20). No es solo una idea bonita, es una promesa real. (También lo puedes ver en Hechos 4:31). Porque une al grupo.
No tenemos por qué cargar con todo solos, y además compartir lo que nos pasa (bueno o malo) nos acerca. Mateo 18 también dice que si nos ponemos de acuerdo y oramos juntos, ¡lo que creamos con fe puede hacerse realidad! (Mateo 18:18-19).Porque estamos buscando a Dios juntos.
Hacer vida en grupo también va de crecer espiritualmente juntos. Y una forma directa de hacerlo es a través de la oración (Santiago 5:13-16).Porque mejora el ambiente del grupo.
Después de orar, las conversaciones suelen salir más naturales. Ya tenéis temas que han salido del corazón, y eso crea confianza. La próxima vez que os veáis, ya habrá puntos de conexión.

¿Y cómo oramos en grupo sin que sea raro?
Forma un círculo (literal o no).
Podemos orar todos juntos o en mini-grupos de 2 o 3 personas. Puede ser en casa, en una cafetería, en el parque… donde os sintáis cómodos. Incluso podéis coger de las manos si os apetece. Lo importante es que sea natural.Compartid.
Podéis contar en qué necesitáis oración o por qué queréis dar gracias. Si el grupo aún se está conociendo, podéis hacer algo más sencillo: que cada uno diga una palabra que resuma cómo se siente o por qué necesita oración.Y a orar.
No tiene que hacerlo solo una persona. Podéis ir pasando la palabra, y cada uno ora por la persona que tiene al lado. No hay que decir frases perfectas ni usar un lenguaje especial. Solo habla con Dios tal y como eres.
Orar en grupo no tiene por qué ser algo raro, incómodo o «de muy santos». Es algo bonito, real y hasta divertido. Estás hablando con Dios y lo haces rodeado de amigos.
No existe una forma correcta o perfecta de orar. Solo tienes que ser sincero con lo que llevas dentro y compartirlo con Él.
Tus oraciones tienen poder. Y tú puedes ser quien inspire a tu grupo a acercarse a Dios con valentía, ¡todos juntos!
Haz de la oración el epicentro de la vida de tu ICONOgrupo.